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Además, la oración de Jesús, Loreto, el Rosario de la Divina Misericordia.

Las oraciones que componen el Rosario están organizadas en grupos de diez Avemarías, llamados décadas. Cada década es precedida por un Padre Nuestro y seguida por un Gloria. Durante la recitación de cada conjunto, se medita sobre uno de los Misterios del Rosario, que recuerdan eventos en la vida de Jesús y María. Se recitan cinco décadas por rosario. Otras oraciones a veces se añaden antes o después de cada década. Las cuentas del Rosario son una ayuda para decir estas oraciones en la secuencia correcta.

El Rosario comienza en la hebra corta:

La señal de la cruz en el Crucifijo;

La oración "Oh Señor, abre mis labios; Oh Dios, ven en mi ayuda; Oh Señor, apresúrate a ayudarme", aún en el Crucifijo;

El Credo de los Apóstoles, aún en el Crucifijo;

El Padre Nuestro en la primera cuenta grande (por las intenciones del papa y las necesidades de la Iglesia);

El Avemaría en cada una de las siguientes tres cuentas (por las tres virtudes teológicas: fe, esperanza y caridad); y

El Gloria en la siguiente cuenta grande.

Luego sigue la oración de las décadas, repitiendo este ciclo para cada misterio:

Anunciar el misterio;

El Padre Nuestro en la cuenta grande;

El Avemaría en cada una de las diez cuentas pequeñas adyacentes;

El Gloria en el espacio antes de la siguiente cuenta grande; y

Para concluir:

La Salve Regina;

La Letanía de Loreto;

Cualquier intención adicional; y

La señal de la cruz

Los Misterios del Rosario son meditaciones sobre episodios en la vida y muerte de Jesús desde la Anunciación hasta la Ascensión y más allá, conocidos como los Misterios Gozosos, los Misterios Dolorosos y los Misterios Gloriosos. Cada uno de estos Misterios contempla cinco etapas diferentes de la vida de Cristo.

Misterios Gozosos

Misterios Dolorosos

Misterios Gloriosos

Misterios Luminosos

Las 15 promesas caen bajo la categoría de "revelación privada", y como tal son una tradición piadosa, en la que una persona es libre de creer o no creer.

Quien me sirva fielmente mediante la recitación del Rosario, recibirá gracias señaladas.

Prometo mi protección especial y las mayores gracias a todos aquellos que reciten el Rosario.

El Rosario será una poderosa armadura contra el infierno, destruirá el vicio, disminuirá el pecado y derrotará las herejías.

Hará florecer la virtud y las buenas obras; obtendrá para las almas la abundante misericordia de Dios; apartará el corazón de los hombres del amor del mundo y sus vanidades, y los elevará al deseo de las cosas eternas. Oh, que las almas se santificaran por este medio.

El alma que se recomiende a mí mediante la recitación del Rosario no perecerá.

Quien recite el Rosario devotamente, aplicándose a la consideración de sus sagrados misterios, nunca será vencido y nunca será abrumado por la desgracia. Dios no lo castigará en Su justicia, no perecerá por una muerte no preparada (no preparada para el cielo). El pecador se convertirá. El justo crecerá en gracia y se hará digno de la vida eterna.

Quien tenga una verdadera devoción por el Rosario no morirá sin los sacramentos de la Iglesia.

Los que sean fieles al recitar el Rosario tendrán, durante su vida y en su muerte, la luz de Dios y la plenitud de Sus gracias; en el momento de la muerte participarán en los méritos de los santos en el paraíso.

Libertaré del purgatorio a aquellos que han sido devotos del Rosario.

Los fieles hijos del Rosario merecerán un alto grado de gloria en el cielo.

Obtenerás todo lo que me pidas mediante la recitación del Rosario.

Todos aquellos que propaguen el santo Rosario serán ayudados por mí en sus necesidades.

He obtenido de mi Hijo Divino que todos los defensores del Rosario tengan como intercesores a toda la corte celestial durante su vida y a la hora de la muerte.

Todos los que recitan el Rosario son mis hijos, y hermanos de mi único hijo Jesucristo.

La devoción a mi Rosario es una gran señal de predestinación.